sábado, 5 de octubre de 2013

Cañones del Ebro

El 29 de septiembre madrugamos un poquito para hacer una ruta preciosa en el entorno natural de los Cañones del Ebro. Después de un trayecto en coche de más de hora y media, llegamos a Pesquera del Ebro, donde nos juntamos 15 ciclistas preparados para disfrutar de la ruta organizada por Bashuntzak. Dioni Domingo y Jesus ya habían hecho una parte de la ruta y contabamos con tres GPS y dos walkies para asegurarnos de que nadie se pudiera perder. Sin embargo, en algunos tramos los GPS perdían la conexión con los satélites y tuvimos que guiarnos por el sentido de orientación.

El tiempo era el ideal para andar en bici: entre 18 y 25 grados, parcialmente nublado y con un viento suave. De todas formas, hubo un momento en el que parecía que iba a empezar a lloviznar, pero afortunadamente no nos mojamos. Comenzamos a subir en fila por un sendero tranquilamente, charlando y disfrutando del paisaje al mismo tiempo. En el primer tramo Esti tuvo más de una caída leve, pero siguió manteniendo un buen ritmo. Hicimos varias reagrupaciones después de cada cuesta mientras que Dioni, Xabi y yo nos encargábamos del reportaje fotográfico. La verdad es que pasamos por unas zonas donde era necesario hacer una parada para inmortalizar las maravillosas vistas con los enormes cañones, el transparente río, la variada vegetación autóctona y los pequeños pueblos con aire medieval.

Uno de los pueblos más destacalbes es Orbaneja del Castillo, donde estacionamos las bicis y fotografiamos las formaciones rocosas y la impresionante cascada. Después de que Jesus metiera un poco de prisa al grupo, que entre tantas bromas y risas parecía que no ibamos a terminar ni para las siete, cogimos el sendero que discurre a lo largo del Ebro, y atravesando diversos bosques llegamos a Villaescusa del Ebro. Entonces nos propusimos conseguir una media de 10Kms/h para llegar al restaurante que habíamos reservado antes de las cuatro de la tarde.

Sin embargo, empezamos a subir unas exigentes pendientes, en las que pronto nos tuvimos que bajar de la bici y darle al empujabike unos 15 minutos. Entonces empezó la exploración del nuevo continente: decenas de hectáreas completamente deshabitadas, con algunos arbustos y plantas de alta montaña, donde los únicos individuos que vimos fueron un par de vacas. No había ningún sendero, pero siguiendo el GPS, subimos campo a través hasta llegar a una pista. En este campo de minas pinchó Jose, quien rápidamente susituyó la cámara y alcanzó al resto del grupo.

Al poco tiempo comezó la bajada, atravesando campos de paja, pistas y senderos estrechos con piedras bastante grandes. Casi todo el tiempo fuimos juntos, hasta que alguien le dijo a Jesus que metiera un poco más de caña y nos esparcimos. Al cabo de un rato los primeros se dieron cuenta de que solo unos pocos les seguíamos, así que hicimos un descanso en Escalada. Entonces Jose el de Basauri se percató de que él también había pinchado, y más adelante hubo un tercer pinchazo. Después de rellenar el botellín, continuamos la marcha en dos grupos.

En Quintanilla de Escalada preguntamos a un hombre por el camino, para asegurarnos de que no nos confundíamos, y continuamos por el sendero hasta la central hidroeléctrica. En ese punto se acababa la pista y unía con un sendero estrecho rodeado por mucha vegetación. Fuimos en fila juntos a la velocidad que permitían las ramas y las plantas que se cruzaban, y en este tramo tuvimos una serie de incidentes: a Dioni se le salió el cable de las marchas (y tuvo que ir el resto del camino con el piñón pequeño), Esti se chocó contra un pedrusco que estaba en medio del sendero, y Xabi se desequilibró y cayó al suelo en un punto intentando agarrarse a un arbusto que cascó sin aguantar su peso.

Finalmente llegamos a una pista paralela al río hasta llegar a Pesquera de Ebro, donde ya estaba esperando el resto del equipo para comer. Nos cambiamos de ropa y sobre las 15:45 empezamos a comer un menú bien merecido en la terraza del restaurante, junto con familiares de Dioni y Jesus. A la vuelta a la tarde encontramos bastante caravana entre Villarcayo y Balmaseda, pero luego cogimos la Supersur y llegamos antes de la hora de la cena, contentos y satisfechos con la ruta realizada.

Recordad que el 27 de octubre tenemos salida al bosque de Oma, repitiendo una ruta que el año pasado estuvo muy bien valorada.







2 comentarios:

Juan dijo...

La verdad que disfrutamos. El próximo año la repetiremos, eso si, más corta y con zonas más bonitas si cabe.
Un placer salir con esta buena gente y este club.

sonia dijo...

Bonita ruta y en buena compañia, gracias a todos por los animos :)